OM MANI PEDME HUM
Chenrezig, Avalokiteshvara, Guan Yin, Kannon… Es de esperar que el Buda de la Compasión sea conocido con distintos nombres de acuerdo con las diversas tradiciones budistas. No sólo por las lógicas diferencias en sus idiomas vehiculares según de qué país se trate, sino porque nos referimos a una presencia que trasciende fronteras, ideologías y perspectivas.
Puesto que forma parte del Mahayana, el budismo tibetano hace hincapié en dos factores fundamentales en nuestro desarrollo espiritual: Método y sabiduría. Cuando hablamos del método nos estamos refiriendo a la compasión; o más bien, a la bodichita, el genuino deseo de corazón de lograr el completo Despertar para así poder beneficiar a todos los seres, ayudándoles a deshacerse de los incontables e insoportables sufrimientos del samsara. Y cuando hablamos de la sabiduría, no se trata de grandes tomos polvorientos que se amontonan en las estanterías de nuestro cerebro, sino del hecho en sí de saber. Y sólo es posible saber una cosa: La verdad. Hablamos de sabiduría aludiendo a la visión profunda de percibir cómo existen las cosas de forma última, su vacuidad intrínseca, más allá de etiquetas, opiniones o apariencias. De acuerdo con los preciosos maestros, la presencia conjunta de compasión y sabiduría es tan imprescindible para alcanzar la budeidad como lo es el batir de ambas alas para que un pájaro pueda volar.
Chenrezig 1000 brazos, dotado de mil ojos para poder conocer todos los sufrimientos de los seres y mil brazos con los que extender su infinita compasión a cada rincón de la existencia.
HORARIO:
Los lunes a las 19:00 a 20:00 h.
Los beneficios de cantar OM MANI PADME HUM
Aportación:
Voluntaria